Los dos eran trabajadores rurales en Bolívar, eran cuñados y habrían tenido un final trágico en el mes de marzo, pero con una diferencia de 3 años. En ambos casos, además, intervino la misma fiscal: Julia Sebastián.
Se trata de Jorge Acuña, cuyo cuerpo fue encontrado este martes tras sufrir un accidente de tránsito, y Juan Carlos Woldryk, quien desapareció en marzo de 2022 luego de ser víctima de una sextorsión por internos de un penal, según las pistas que sigue la Justicia.
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Acuña, de 55 años de edad, se desempeñaba como encargado de un campo y el sábado sufrió un accidente vial cuando se trasladaba en una camioneta Toyota Hilux junto al propietario del establecimiento, Félix Gabino Gómez Álzaga, de 88 años de edad, quien aún se encuentra desaparecido.
Mientras que una tercera persona que viajaba a bordo del vehículo pudo salir por sus propios medios. Resultó ilesa, aunque presa de una gran crisis nerviosa y estado de shock que al principio no le permitía recordar prácticamente nada de lo sucedido.
Si bien se creía que la camioneta Toyota Hilux fue chocada de frente por una Fiat Strada de color blanco, luego se supo que en realidad fue embestida en la parte trasera y cayó al Canal Piñeyro, donde los dos hombres y el vehículo fueron arrastrados por la correntada.
Por otro lado, resultaron heridos los cuatro ocupantes de la Fiat Strada, que fueron llevados por dos ambulancias del SAME al hospital de Bolívar con diferentes daños.
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Acuña era pareja de Alejandra Woldryk, hermana de Juan, quien fue visto por última vez el miércoles 30 de marzo del 2022, cerca del mediodía, en el campo El Rincón de la familia bolivarense Biscardi, donde desempeñaba diferentes tareas como peón rural.
Luego de 3 años, que incluyeron varios allanamientos y búsquedas fallidas, la pista más firme que sigue la Justicia es que el joven oriundo del partido bonaerense de General Alvear fue víctima de una sextorsión.
La causa judicial pudo probar que Juan fue víctima de una “sextorsión” dirigida desde la cárcel de San Nicolás. Luis Miguel Galeano y Fernando Esperón Listorti son los dos internos que fueron implicados por este tema.
Haciéndose pasar por una mujer, los reclusos sedujeron a Woldryk a través de la red social Facebook y por mensaje de Messenger obtuvieron sus fotos íntimas, que posteriormente utilizaron para extorsionarlo.
Luego, los mismos presos contactaron a Woldryk por teléfono y se hicieron pasar por un policía y un fiscal. Lo extorsionaron con la excusa de no iniciarles causas judiciales por abuso sexual contra menores, ya que mintieron que el joven de 30 años había estado chateando con una menor de edad.
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En varias oportunidades, Woldryk transfirió dinero a los reclusos e incluso llegó a vender su auto para realizar el último pago. El joven creía que los depósitos bancarios se los estaba enviando a un comisario y a un fiscal.
Finalmente, Woldryk se ausentó del campo luego de tomar conocimiento que se había publicado en su perfil de Facebook las fotos de las conversaciones que supuestamente había tenido con una menor de edad. Antes, había almorzado junto a sus compañeros.
“Juan almorzó con nosotros, con todo el equipo de trabajo, después nos tomamos un descanso para retomar con las labores y a las 14.30 horas lo fue a buscar a su puesto uno de sus compañeros y ya no estaba”, explicó en su momento uno de los dueños del establecimiento, Gerardo Biscardi, al diario La Mañana.
Pese a las búsquedas de mega operativos policiales, ofrecimientos de recompensas y la gran difusión que tuvo el tema, el paradero de Juan sigue siendo un misterio luego de 3 años.
