El último informe de la Red Nacional de Monitoreo de la “chicharrita” del maíz (Dalbulus maidis) reveló un incremento en la presencia del insecto en varias regiones productoras del país.
Sin embargo, a diferencia de lecturas anteriores, el riesgo de transmisión del complejo de achaparramiento es menor, ya que la mayoría de los cultivos se encuentra en etapas reproductivas avanzadas.
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En el NOA, el 29 % de las localidades registró capturas superiores a 50 adultos por trampa, con concentraciones significativas en Salta y Tucumán.
En el NEA, Santiago del Estero y Santa Fe mostraron aumentos en densidades de 21 a 50 adultos por trampa, mientras que en el Centro-Norte, localidades como Rafaela (Santa Fe) alcanzaron picos de hasta 106 adultos en una sola trampa.
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En contraste, en la región Centro-Sur, el 85 % de los puntos monitoreados no registró la presencia del vector. No obstante, se detectó un leve incremento en la categoría de 5 a 20 adultos por trampa, lo que resaltó la necesidad de continuar con la vigilancia.

“El monitoreo es clave para anticipar escenarios”
Los especialistas advierten que, aunque el peligro inmediato de achaparramiento disminuyó, la persistencia de la plaga en lotes tardíos podría favorecer futuras explosiones poblacionales. “El monitoreo es clave para anticipar escenarios y definir estrategias de manejo integradas”, subrayaron desde la Red Nacional de Monitoreo.
La recomendación principal sigue siendo la combinación de trampas cromáticas adhesivas con inspección directa sobre el cultivo. Esta estrategia permitirá no solo detectar la evolución del vector, sino también diseñar medidas de control más precisas para la próxima campaña.
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En la región del Litoral, si bien los valores generales se mantuvieron estables respecto al informe anterior, algunos puntos registraron picos significativos de capturas.
En Mercedes (Corrientes) se contabilizaron 442 adultos por trampa, mientras que en Paraná (Entre Ríos) la cifra ascendió a 357. Estos focos refuerzan la necesidad de monitorear lotes tardíos, ya que el 50 % del área relevada aún se encuentra en estado reproductivo, señalaron.

La dinámica poblacional exige monitoreo constante
Los especialistas advirtieron que, aunque el grueso del maíz superó la etapa más vulnerable al complejo de achaparramiento, la “chicharrita” sigue presente en el ambiente.
En zonas como el NEA, donde el insecto es endémico, su persistencia puede facilitar aumentos poblacionales en la próxima campaña.

“El monitoreo debe sostenerse incluso cuando el riesgo parece menor”, destacaron desde la Red Nacional de Monitoreo.
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En la región Centro-Sur, el 85% de las localidades relevadas no registró presencia de Dalbulus maidis en las trampas cromáticas adhesivas. Sin embargo, en algunos sectores de Córdoba y Santa Fe se observó un leve incremento en la categoría de 1 a 4 adultos por trampa, lo que sugiere que el vector aún está activo y podría encontrar condiciones favorables en siembras más tardías.

Los técnicos remarcaron que la combinación de herramientas es clave para minimizar el impacto del vector. Además de las trampas cromáticas, se recomienda realizar inspecciones directas en el cultivo y fortalecer estrategias de manejo integrado.
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“La chicharrita no desaparece, pero si anticipamos su dinámica podemos reducir su impacto en la próxima campaña”, concluyeron.