La agroindustria argentina registró en 2024 uno de los mejores años en términos de procesamiento de oleaginosas, alcanzando el cuarto mayor nivel histórico y el más elevado desde 2017.
Con 46 millones de toneladas procesadas, la actividad industrial se ubicó apenas por detrás de los registros de 2015, 2016 y 2017, cuando la cosecha de soja era en promedio 7 millones de toneladas superior a la actual.
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El impacto de este crecimiento se reflejó en la reducción del 42% en la capacidad ociosa de las fábricas y en una tasa de utilización de la capacidad instalada cercana al 70%, valores similares a los promedios previos a 2018.
En cuanto a la molienda de soja, en 2024 se alcanzaron 42,2 millones de toneladas, un 55% más que en 2023 y un 6% por encima del promedio de la última década.
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“Pese a que la oferta doméstica de soja no fue excepcional, proporcionalmente se procesaron muchos más granos que los exportados, logrando una de las tasas de industrialización más altas del siglo”, señalaron Matías Contardi y Emilce Terré, autores del informe de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR).

Importación de soja
Otro factor clave en el abastecimiento de la industria fue la importación de soja, que alcanzó los 7,6 millones de toneladas, con Paraguay como principal proveedor.
Aunque el volumen importado fue un 30% menor al de 2023 debido a la histórica sequía de la campaña 2022/23, en términos históricos se trató del segundo mayor registro de ingreso de grano al país.

En total, entre aceite y derivados de soja, las exportaciones del complejo oleaginoso sumaron US$15.960 millones en 2024, consolidando su aporte al comercio exterior argentino.
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En 2024, las importaciones de soja jugaron un papel clave en el procesamiento interno, representando el 18% del total de la molienda.
La soja importada, principalmente desde Paraguay, permitió a la industria argentina mantenerse a pleno rendimiento, complementando la oferta local afectada por las dificultades climáticas en años anteriores.

A pesar de una menor importación interanual, el volumen de soja importada alcanzó el segundo nivel más alto de la historia, subrayando la importancia de este insumo para el sector.
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La demanda internacional de aceites vegetales fue otro de los factores determinantes en la expansión de la molienda en la Argentina.
En 2024, las exportaciones de aceites de soja y girasol alcanzaron un récord histórico de 7,7 millones de toneladas, con un valor de US$7167 millones, un incremento del 50% respecto al año anterior.

Este crecimiento se dio en un contexto de oferta global restringida, lo que impulsó tanto los volúmenes de exportación como los precios, aunque aún por debajo de los niveles récord de 2021 y 2022, cuando los precios de los commodities alcanzaron máximos históricos.
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El desempeño excepcional de 2024 también se reflejó en las exportaciones totales del complejo oleaginoso.

Entre aceites y derivados de soja y girasol, las exportaciones aumentaron un 62% en volumen con respecto al año anterior, consolidando a Argentina como un jugador clave en el mercado global de aceites vegetales.
A pesar de los desafíos climáticos y las variaciones en los precios internacionales, la agroindustria argentina logró capitalizar la alta demanda externa, destacándose en un año de crecimiento récord para el sector.