En un avance significativo para la industria láctea, el país obtuvo recientemente sus primeras certificaciones IRAM 14400, una norma que establece las “Buenas Prácticas para la Producción Lechera Bovina” (BPL).
Esta certificación, que premia los esfuerzos en inocuidad, calidad y bienestar animal en los tambos, marca un hito para el sector, siendo los primeros dos establecimientos lecheros en lograr este reconocimiento tras más de dos años de trabajo desde la creación de la norma.
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El gobierno nacional, en línea con sus objetivos de mejorar la calidad de la producción láctea, impulsó fuertemente esta iniciativa durante 2024, con la Dirección Nacional de Lechería (DNL) de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca (SAGyP) como principal protagonista.
El enfoque en la implementación de buenas prácticas lecheras fue uno de los pilares del trabajo conjunto entre el sector público y privado, con la colaboración de la Asociación Argentina de Productores de Leche (APRAL), el Instituto Argentino de Normalización y Certificación (IRAM) y los tambos involucrados, señalaron.
Punta de lanza: los tambos certificados que son casos de éxito
En particular, la DNL, encabezada por su equipo técnico, intensificó las visitas a las provincias que componen el Consejo Federal Lechero (CFL), trabajando de cerca con las regiones productivas de Córdoba y Santa Fe.
El objetivo principal fue no solo incentivar la aplicación de las buenas prácticas, sino también coordinar con los actores locales la certificación bajo la IRAM 14400, un sello de calidad y sostenibilidad para el sector.
Además, el desarrollo de líneas de financiamiento a medida y programas genéticos permitió a los productores tamberos mejorar la producción y calidad de su leche, lo que refuerza el compromiso del país por consolidarse como líder mundial en la industria láctea, destacaron.
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Los primeros dos tambos en recibir la certificación IRAM 14400, por la aplicación de las buenas prácticas para la producción lechera, son un ejemplo claro del trabajo colaborativo entre el sector público y privado, remarcaron desde la SAGyP.
El “San Carlos”, perteneciente al establecimiento “El Lahual”, y el “Don Emilio SRL”, parte del grupo “Mharnes”, ubicados en la localidad cordobesa de Villa María, marcaron el camino para otros establecimientos del país.
Su certificación no solo destaca su dedicación al cumplimiento de normas de calidad, sino también la eficacia de los esfuerzos conjuntos entre la Dirección Nacional de Lechería (DNL), el Gobierno Provincial y el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), indicaron.
El establecimiento “San Carlos”, con unas 600 vacas en ordeñe y una producción de más de 40 litros por día por animal, se destacó por su interés en obtener la certificación IRAM 14400.
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Para ello, solicitó una auditoría inicial de las condiciones de producción bajo el sistema de la aplicación “Lecheck” del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), con el fin de conocer las pautas de mejora y adecuar sus procesos a los estándares establecidos.
Este paso inicial fue clave para iniciar un proceso de modificación y mejora, que más tarde facilitaría la obtención de la certificación.
En paralelo, el “Grupo Mharnes” con su tambo “Don Emilio SRL” inició también el proceso de certificación. Este establecimiento, que trabaja con unas 800 vacas en ordeñe y supera los 35 litros por animal de producción diaria, realizó una auditoría de su propia gestión productiva para identificar puntos de mejora en las condiciones generales de su establecimiento.
Al igual que el “San Carlos”, el tambo contó con el asesoramiento y apoyo continuo de consultoras especializadas, así como de la DNL, para poder cumplir con los requerimientos de la certificación.
La certificación de los primeros tambos refleja la articulación público-privada en el sector lechero
La DNL jugó un rol crucial en el proceso, ya que brindó asistencia técnica y realizo diversas visitas para monitorear y acompañar a los establecimientos en su camino hacia la certificación.
La sinergia entre la DNL, las consultoras, y los propios productores fue fundamental para adaptar y mejorar las prácticas productivas, atendiendo tanto a las exigencias de la norma como a las particularidades de cada establecimiento.
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El logro de estos dos tambos no solo representa un orgullo para el sector lechero, sino también una referencia para otros establecimientos en Argentina, explicaron.
Después de más de dos años de la implementación de la norma IRAM 14400, estos tambos se convirtieron en los primeros en ser certificados, demostrando el desarrollo y el impacto positivo de la industria láctea en el país.
Con este avance, se fortalece el compromiso del país hacia una producción lechera de calidad, sostenible, y responsable, estableciendo estándares que marcarán el camino para los próximos casos de éxito, concluyeron.