Factores agronómicos como la rotación de cultivos y las fecha de siembra han impulsado rindes entre 10 y 15% superiores en el cultivo de soja, según un relevamiento realizado en campos del norte argentino.
Los resultados fueron presentados este jueves en la Sociedad Rural de San Miguel de Tucumán como logros de “Soja Sostenible en el Gran Chaco”, una iniciativa conjunta de AcSoja y CREA, financiada por el Land Innovation Fund (LIF).
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El trabajo de tres años reunió a más de 100 empresarios agropecuarios con científicos y profesionales, para desarrollar herramientas capaces de evaluar la sostenibilidad agrícola en más de 250.000 hectáreas.
Durante la jornada, Laura Carabaca, líder del proyecto, destacó que abordar la sostenibilidad de manera integral permitió identificar mejoras en dimensiones clave y sensibilizar a los tomadores de decisiones sobre su interdependencia.
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Además, se optimizó el uso de recursos mediante el programa Maicero, que ajustó fertilizantes para maximizar rendimientos con eficiencia.
Gestión ambiental
En el aspecto ambiental, se presentó una renovada plataforma de gestión de indicadores clave, diseñada para facilitar la mejora continua en procesos agrícolas, ganaderos y paisajísticos.
“Estas herramientas permiten no sólo evaluar el estado actual, sino también diseñar planes personalizados para avanzar en sostenibilidad y biodiversidad”, destacó Carabaca.
En la macro-región del Gran Chaco, 138 empresas CREA realizaron autoevaluaciones ambientales en el marco del proyecto “Soja Sostenible en el Gran Chaco”: 68 corresponden al NOA, 31 a Córdoba Norte, 25 al Chaco Santiagueño y 14 al norte de Santa Fe.
A nivel nacional, el total de empresas CREA que implementaron este análisis alcanzó las 471, marcando un avance significativo en la adopción de prácticas sostenibles en el sector.
Una de las claves del programa fue el desarrollo de indicadores ambientales específicos para las diversas actividades productivas.
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Con el apoyo de DAT CREA, se facilitó la incorporación de datos adicionales al momento de registrar las actividades, lo que permite calcular variables ambientales en tiempo real.
El proyecto también incluyó un componente innovador en biodiversidad, desarrollado dentro del programa InBioAgro.
La importancia de preservar la biodiversidad
Entre los indicadores empleados destacan el RIPEST, desarrollado por la Facultad de Agronomía de la UBA, y el EIQ, que mide el impacto ambiental de los fitosanitarios utilizados. La aplicación de estas herramientas permitió analizar el impacto de las prácticas agrícolas en la región.
Según Carabaca, la intensificación productiva contribuyó a reducir el EIQ, aunque también reveló balances negativos de fósforo, una problemática que requiere atención para garantizar la sostenibilidad a largo plazo.
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Empresarios, técnicos e investigadores participaron en la creación de un protocolo de monitoreo que abarca insectos polinizadores, meso y macrofauna del suelo, aves, mamíferos y vegetación leñosa.
Este enfoque permitió identificar 1215 abejas y 662 dípteros polinizadores, datos que refuerzan la importancia de preservar la biodiversidad en los sistemas productivos.
Además de los logros en análisis y monitoreo, el programa subrayó la importancia de integrar herramientas científicas en la toma de decisiones empresariales.
“Estos avances nos brindan una base sólida para mejorar la sostenibilidad, garantizando prácticas agrícolas que respeten el equilibrio ambiental y promuevan la biodiversidad”, explicó Carabaca, destacando el impacto del proyecto en la región y a nivel nacional.
CREA mide indicadores sociales en empresas agropecuarias
Esta herramienta, diseñada por el área de Integración a la Comunidad, se basa en antecedentes como el Censo CREA 2019 y proyectos como Factor Humano en Tambo e Indicagro.
El cuestionario de autoevaluación desarrollado evalúa cinco aspectos clave: empleo digno, relación con proveedores, vínculos con la comunidad, interacción con los gobiernos y la sociedad, y transparencia en la gestión.
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En 2023, se llevó a cabo una fase piloto con 30 empresas CREA para ajustar la metodología. Este año, una versión mejorada fue aplicada a 98 empresas de las regiones CREA Chaco Santiagueño, NOA, Norte de Santa Fe y Córdoba Norte.
Con la información recolectada, se busca establecer puntos de partida y fomentar el aprendizaje colaborativo entre las empresas, promoviendo un desarrollo más equitativo y responsable.
Simultáneamente, se está desarrollando una plataforma digital que permitirá a las empresas visualizar y comparar sus indicadores sociales con los de su grupo o región.
Según Carabaca, esta herramienta potenciará las estrategias colaborativas y las alianzas estratégicas en el camino hacia la sostenibilidad.
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Durante el evento en la Sociedad Rural de Tucumán, Rodolfo Rossi, presidente de AcSoja, reflexionó sobre las oportunidades y desafíos del mercado de soja, mientras que el economista Gustavo López abordó las perspectivas locales e internacionales de la cadena productiva.
Moderado por Daniel Ploper, director técnico de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (EEAOC), el encuentro subrayó la importancia de integrar las dimensiones sociales, económicas y ambientales en la gestión empresarial.