Con la siembra de maíz en jaque, el girasol y el sorgo “resucitan” en la principal región agrícola, según analizó la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR).
Se sembró el 15% del maíz en la zona núcleo. Pero las reservas de humedad superficial se agotan y “tambalean” los planes de implantación en el oeste.
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Ante la limitación de sembrar maíz tardío por temor a los ataques de la “chicharrita”, aparecen ambos cultivos como alternativas en suelos marginales o con limitantes.
“En áreas de la región núcleo donde el maíz tardío dominaba y la soja no supera los 30 quintales por hectárea, el girasol y el sorgo están tomando protagonismo”, precisó el informe elaborado por Marina Barletta, Florencia Poeta y Cristián Russo.
“Muchos productores, frente a un año marcado por la incertidumbre climática, los perfiles de los suelos descargados, y la amenaza de la chicharrita, han comenzado a considerar estas alternativas. Aunque no ofrecen los mejores márgenes, son cultivos que presentan ventajas frente al maíz tardío”, describió la entidad santafesina.
Desde el sudeste cordobés, en Noetinger reportan que, históricamente, la producción se dividía entre un 50% de maíz tardío y un 50% temprano.
Pero el girasol y el sorgo vienen ganando terreno hace ya 3 campañas. Allí, estiman que la superficie destinada al maíz total se reducirá en un 50% por la imposibilidad de realizar el planteo tardío. Y, si las lluvias de septiembre no llegan tiempo, la caída podría ser aún mayor, llegando al 70%.
Frente a este panorama, el girasol y el sorgo emergen como una opción defensiva y viable, sobre todo en lotes donde la soja apenas alcanza 25 a 30 quintales por hectárea.
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“En estos suelos marginales o con limitantes, estos cultivos se perfilan como alternativas viables frente al maíz”, aseveraron las analistas.
Por qué elegir girasol o sorgo
“Principalmente, por resistencia a la sequía y altas temperaturas”, puntualizan los técnicos ante la consulta sobre por qué es más conveniente optar por estos cultivos.
En ese sentido, resaltaron que el sorgo, además, presenta una característica particular: la latencia, a través de la cual puede retrasar la floración en períodos secos, aprovechando mejor el agua en momentos complejos y asegurando que el período crítico ocurra cuando mejoran las condiciones.
Por otro lado, la cosecha temprana del girasol en febrero permite liberar los lotes para aprovechar la recarga otoñal y sembrar cultivos de cobertura o trigo. Genera ingresos a principios de año y además se logran buenas productividades.
“En la zona de Noetinger, donde tenemos suelos con presencia de sales, llegamos a cosechar entre 25 a 30 quintales por hectárea de girasol y unos 60 en sorgo, cuando una soja no llega a 25″, describieron los técnicos.
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También juega a favor el precio del girasol en comparación con el de la soja para la cosecha 2024/25. Además recibe bonificaciones por diferencia en contenido de materia grasa según normas de calidad para la comercialización. “La clave con estos cultivos alternativos está en minimizar los costos”, explican.
Advierten, sin embargo, que hay puntos clave a considerar como la importancia de anticipar la compra de semillas.
“En algunos híbridos de girasol la oferta es limitada y en sorgo la situación es más ajustada”, explicaron los técnicos de Corral de Bustos.
Por otro lado, una desventaja del sorgo es que el precio a cosecha no siempre está disponible, lo que dificulta la planificación y la fijación de precios anticipada.
¿Son oportunidades rentables?
“Sí, tanto el girasol como el sorgo pueden ser oportunidades rentables, aunque esto depende de las condiciones de producción”, indicó el informe.
Según la actualización del 10 de septiembre de 2024 y considerando un modelo típico en el que se destinan estos cultivos a “ambientes más desfavorables” donde otros no prosperan.
Es decir, suelos con limitaciones (ej: clase IV), los márgenes en campo propio son US$165 por hectárea para el girasol y US$111 por hectárea para el sorgo, para un rendimiento de 22 y 65 quintales por hectárea, respectivamente.
Sin embargo, en campo alquilado, la rentabilidad cambia considerablemente. “Con un alquiler de 8 quintales, el girasol todavía deja un margen positivo de US$40 por hectárea. Mientras que el sorgo presenta una pérdida de US$41, ya que su rinde de indiferencia se ubica en 69 quintales por hectárea”, pormenorizó el reporte.
¿Son una apuesta más segura frente a la soja y el maíz?
Al comparar los márgenes del girasol y el sorgo con los de la soja de primera y el maíz de primera, para rendimientos según el modelo productivo planteado en este informe (30 quintales por hectárea para soja a US$287 por tonelada y 90 quintales por hectárea para maíz a US$178 por tonelada), no se ven grandes diferencias en los márgenes netos, con la excepción del maíz, que ofrece números más favorables (US$326 y US$199 por hectárea en campo propio y alquilado respectivamente).
Pero la clave está en la inversión inicial: los costos del girasol son un 20% menor que los de la soja y la mitad que los del maíz. En cuanto al sorgo, la inversión es un 35% menor que la del maíz temprano, aunque un 10% superior a la de soja.
Arrancó la campaña del maíz temprano, pero donde no llovió tambalean los planes de siembra
Se sembraron 200.000 hectáreas de maíz en la región núcleo, un 15% de lo intencionado. El año pasado, en esta misma fecha, la siembra solo alcanzaba al 5% de los lotes.
“Este año, el temor por ataques de chicharrita y la poca humedad superficial disponible fuerza a que se adelanten las siembras, incluso poniendo en riesgo la germinación del cultivo. El centro sur de Santa Fe es la zona más adelantada, con un progreso de 40%”, describió el informe.
“Se siembra con un grado de locura impresionante. Nadie quiere desaprovechar la poca humedad superficial que queda”, mencionaron en El Trébol. Allí, solo los lotes con antecesor “trigo/soja” tienen mejor humedad para seguir sembrando. En Carlos Pellegrini ya no queda humedad para asegurar una buena germinación.
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“Son los tamberos los únicos que siguen sembrado porque necesitan imperiosamente tener el maíz”, comentaron.
En tanto, el sur provincial sembró un 20% del maíz. En Bigand, los lotes que vienen de soja de primera necesitan de una lluvia de más de 20 milímetros (mm) para asegurar la implantación.
En el noreste de Buenos Aires, se sembró el 7% del maíz, pero esta semana se avanzará con el grueso ya que las reservas de agua son mejores. En el noroeste bonaerense y el sudeste de Córdoba se sembró el 5% del maíz. “Ya no hay humedad para la siembra”, dijeron.
En la región extenderán la fecha de siembra hasta mediados de octubre. Pero ante la falta de pronósticos de lluvias para los próximos días empiezan a aparecer otras opciones en los lotes que no puedan implantarse con maíz.