En la Expo Rural 2024, especialistas del sector agropecuario presentaron las últimas actualizaciones sobre el manejo de la “chicharrita” del maíz, una plaga que causó importantes pérdidas en la producción.
Nicolás Bronzovich, director nacional de Agricultura de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca (SAGyP); Eduardo Trumper, coordinador del Programa Nacional de Protección Vegetal del INTA; Mariano Mangieri, director del Registro de Variedades del Instituto Nacional de Semillas (INSASE); y Nicolás Auñón, director de Agroquímicos y Biológicos del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA), ofrecieron una exposición detallada sobre los avances en estrategias de control y prevención.
Los expertos destacaron la importancia de monitorear la densidad poblacional del insecto y la necesidad de reducir la población invernante para mitigar los daños futuros.
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La charla se centró en la actualización de información sobre agronomía y tecnología para el manejo de esta plaga.
Trumper subrayó la importancia del monitoreo continuo de la chicharrita, el impacto de las heladas y el análisis de la fluctuación de la densidad relativa del insecto en distintas regiones del país.
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Enfatizó en el manejo del cultivo como una de las claves fundamentales para combatir la plaga: “La implementación de una estrategia de vacío sanitario frente a la chicharrita a partir de la ausencia de maíz voluntario, maíz guacho, para disminuir la probabilidad de supervivencia de los adultos invernantes de la chicharrita”.
El especialista destacó la capacidad del insecto para sobrevivir el invierno en estado adulto
Trumper hizo hincapié en la importancia del monitoreo invernal y de estrategias de manejo que reduzcan la presencia del insecto durante esta etapa crítica.
“Se trata de escalonar menos las siembras y de prolongar el tiempo del maíz tardío”, indicó Trumper, añadiendo que esta estrategia permite que aumente “la caída de espigas y la producción del maíz guacho”.
Destacó la necesidad de reducir la población invernante del insecto para “restringir el alimento que contribuye a que la plaga se reproduzca”.
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La clave, según el especialista, está en mantener los lotes libres de plantas voluntarias de maíz y en “monitorear las malezas aledañas a los lotes cosechados” para determinar si el cultivo sobrevive o si la plaga utiliza estas plantas para atravesar el invierno.
El INTA implementó un sistema de monitoreo que publica mapas actualizados cada quince días. “A través del monitoreo de la chicharrita, es posible estudiar la dinámica de variación poblacional del insecto”, explicó Trumper.
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Este seguimiento georreferenciado permitirá “describir, en cada región, cómo cambia la densidad de chicharritas en el tiempo”, agregó.
Trumper concluyó que “la relevancia de este mapa nacional es que se reducirá la incertidumbre referida al riesgo”, especialmente en regiones donde los muestreos durante los meses invernales son limitados.