El Índice de Confianza de los Productores Agropecuarios, medido por el Ag Barometer de la Universidad Austral, alcanzó su valor más alto desde su creación, situándose en 139 puntos. Este incremento del 7,75% respecto a la medición de marzo/abril no solo marca un récord histórico, superando el máximo anterior de julio de 2019, sino que también refleja un notable optimismo entre los productores agropecuarios, señalaron.
En ese sentido, el Informe del Ag Barometer, publicado por el Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral, destacó que el Índice de Condiciones Presentes también experimentó una mejora significativa, pasando de 79 a 90 puntos, impulsado por la mejora en la situación financiera actual, que subió de 110 a 126 puntos. Este incremento del 14% se atribuye a los buenos rendimientos de la campaña 2023/24, que proporcionaron una mayor estabilidad financiera a los productores.
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A pesar de este panorama alentador, el índice de Decisiones de Inversión se mantiene por debajo de 100, con un valor de 55, indicando que un 73% de los productores consideran que aún no es un buen momento para realizar inversiones en activos fijos. Esta cautela se refleja en la lenta fijación de precios y ventas de soja y maíz, manteniéndose en niveles históricos mínimos, según explicaron.
Asimismo, el Índice de Expectativas Futuras alcanzó 171 puntos, el valor más alto desde que se empezó a medir en octubre de 2018. Todos los componentes de este índice superan los 100 puntos, reflejando un marcado optimismo respecto al futuro. Sin embargo, existe una significativa brecha entre las expectativas futuras y las condiciones presentes, aunque esta se está reduciendo gracias a la mejora en las condiciones financieras actuales.
El clima y la chicharrita, principales desafíos
En este contexto, uno de los desafíos más destacados para los próximos 12 meses es el clima, identificado por un 76% de los productores como su principal preocupación, desplazando a la incertidumbre política y económica. Además, la aparición de la chicharrita (Spiroplasma kunkelii) provocó una disminución en la siembra de maíz, con un 35% de los productores optando por cultivar soja y sorgo en su lugar.
Por otro lado, el sector ganadero también mostró un leve optimismo, aunque anticiparon un año complejo debido a la caída del consumo interno y a menores precios internacionales. No obstante, una menor oferta de terneros y de faena podría sostener los precios.
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A su vez, la situación financiera de los productores mostró una notable mejoría comparada con el año anterior, pasando de 32 a 126 puntos, lo que representa un aumento del 293%. Esta mejora se debe en gran parte a los resultados favorables de la campaña 2023/24, en contraste con la dramática situación vivida en la campaña 2022/23. No obstante, los productores siguen siendo cautelosos en cuanto a la inversión en activos fijos, lo que se refleja en la caída de las ventas de maquinaria agrícola.
Por consiguiente, los agricultores esperan que la estabilización macroeconómica y la baja de tasas de interés sean instrumentos cruciales para la reactivación del sector agropecuario. Aunque existe una considerable disparidad entre el Índice de Expectativas Futuras y el Índice de Condiciones Presentes (171 vs 90), la brecha se está reduciendo gracias a la mejora en la situación financiera actual de los productores.
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Finalmente, a pesar de los mejores precios internacionales, los productores mantienen cautela en la venta de soja y la fijación de precios, reflejando una actitud prudente ante la volatilidad del mercado.
En el sector ganadero, observaron un leve optimismo en las distintas actividades de la cadena, aunque se anticipa un año con varios desafíos. La caída en el consumo interno, derivada del deterioro en el poder adquisitivo de la población, llevó el consumo per cápita a mínimos históricos, lo que podría influir en la estabilidad de los precios, señalaron.