Por la sequía, el consumo de fertilizantes cayó en 2023 por segundo año consecutivo y se ubicó en mínimos del último lustro según analizó la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) en base a cifras de la Cámara de la Industria Argentina de Fertilizantes y Agroquímicos (CIAFA) y la Asociación Civil Fertilizar.
“El año pasado terminó con una caída del 4,5% en el consumo de fertilizantes en Argentina. De esta manera, el aporte de nutrientes a los suelos argentinos por parte de los fertilizantes se mostró en mínimos de 5 años. El mercado argentino de fertilizantes anotó 2 años consecutivos de caída, algo que no sucedía desde el 2015″, analizó el informe elaborado por los analistas Guido D’Angelo y Julio Calzada.
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La producción local creció cerca de un 9% en 2023, mientras la importación cayó un 12%. “Sin embargo, el año pasado mostró cierta normalización del mercado mundial de fertilizantes luego de la crisis que implicó la invasión rusa a Ucrania en febrero de 2022″, indicaron.
De esta manera, la baja de precios internacionales implicó un recorte del 49% en las importaciones de fertilizantes medido en dólares. Así, estas pasaron de demandar US$2737 millones en 2022 a menos de US$ 1400 millones en 2023.
“El recorte del consumo de fertilizantes no fue tan marcado como el desplome productivo en los campos argentinos vivido el año pasado. Esto se debe fundamentalmente a que el inicio del año todavía mantenía buenos niveles de consumo, especialmente en el primer trimestre del 2023″, evaluaron.
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No obstante, señalaron que, en el tercer trimestre del 2023, los resabios del “desastre productivo” pasaron a recortar fuertemente el consumo, así como achicaron la superficie de cosecha fina, lo que consolidó un año de caída de la demanda, de acuerdo con datos de Ingeniería en Fertilizantes (IF). De hecho, el uso de estos insumos del año pasado se ubicó casi un 20% por debajo del récord de 2021.
“Con la capacidad productiva nacional trabajando en altos niveles, aún persiste una elevada necesidad de importaciones en relación con el consumo. En este sentido, el 60% de la aplicación de fertilizantes provino de importaciones en 2023, y el 67% si tomamos el período 2018-2023″, señalaron.
Si se amplía el dato y se considera por grupo de fertilizantes, se encuentra a los nitrogenados (Urea, UAN, etc.) y fosfatados (MAP, DAP, SPS, etc.) como protagonistas del mercado argentino. Ambos representan en conjunto el 93% del volumen de fertilizantes consumido el año pasado en el país. Mientras que fertilizantes azufrados y potásicos completan la dinámica de consumo local.
La dinámica de producción interna y de importaciones también cambia si se clasifica los fertilizantes en función de su mezcla de nutrientes.
El 54% del consumo de fertilizantes nitrogenados se abastece con importaciones, proporción que sube al 73% en el caso de los fosfatados.
“Más aún, el 93% del consumo de fertilizantes potásicos en Argentina es importado, mientras sólo es el 28% en los fertilizantes azufrados, tomando datos del 2022 y de acuerdo con estimaciones del ministerio de Economía”, precisó el reporte.
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A nivel local, el grueso del abastecimiento argentino de nitrogenados proviene de la urea que se produce en la planta de Profertil, en Bahía Blanca. Por otro lado, los protagonistas del abastecimiento de fosfatados son ACA y Bunge, con sus plantas repartidas entre Santa Fe y Buenos Aires.
“Con la campaña gruesa 2023/24 recién comenzando, la siembra fina de la cosecha venidera todavía tiene sus ventanas de tiempo para ver otra dinámica en el mercado de insumos. Todavía no ha iniciado el período de fuerte demanda de importaciones con el régimen actual de acceso a divisas”, indicaron.
Históricamente, enero y febrero no son meses de abundante actividad importadora, dinámica de volúmenes que suele iniciar con fuerza en mayo. “Luego de la histórica sequía, los nuevos mecanismos de acceso a divisas y un inicio más robusto de la importación en las semanas venideras podrían profundizar la normalización del mercado de fertilizantes”.
No obstante, con una “Niña” con altas probabilidades desde mediados de este año, estas dinámicas en el mercado de insumos y un contexto descendente de precios emergen como los principales desafíos de cara a la próxima cosecha, concluyó el informe.