Nuevamente, una tormenta de granizo castigó a la zona este de la provincia de Mendoza y provocó daños importantes en los cultivos. El meteoro impactó en las vides y zonas productivas entre la noche del miércoles y la madrugada del jueves. Afectó principalmente a Alto Verde (San Martín), Algarrobo Grande (Junín), Philips (Junín), Santa María de Oro (Rivadavia) y Los Campamentos (Rivadavia).
Vecinos del lugar compartieron en las redes sociales distintas fotos del tamaño de la piedra, similar a un huevo. Hubo destrucción de viñedos, plantaciones de frutas, árboles caídos, viviendas anegadas, autos dañados, tanques destrozados y roturas de techos en las casas.
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El sistema de mitigación de granizo completó un extenso operativo. Las tareas, que se extendieron a las cuatro zonas productivas de la provincia, comenzaron a las 8.30 del miércoles y finalizaron a las 6 del jueves. Los radares registraron precipitaciones en todos los departamentos, con caída de granizo en cultivos del Este.
El relevamiento realizado por Defensa Civil
Rivadavia se llevó la peor parte: 78 incidentes reportados por Defensa Civil. Los aviones del Gobierno provincial volaron realizando una de las acciones claves: lanzaron bengalas que están distribuidas en los bordes de fuga de sus alas, inyectan yoduro de plata en las nubes. Transforma el granizo en agua o piedras de un tamaño pequeño. El otro método (pasivo) que se utiliza para proteger los cultivos es la colocación de mallas metálicas.
Ninguno de los dos dieron resultados positivos, porque el impacto del granizo provocó daños muy importantes en la plantaciones.
Entre las heladas tardías y el granizo, las zonas productivas de Mendoza no logran reponerse de los daños. Varios productores han decidido abandonar las fincas, otros aseguran estar a punto de bajar los brazos y, en el medio, miles de familias devastadas por los desastres generados por las contingencias climáticas.
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“Este año la temporada ha sido muy dura por las tormentas”, le dijo al diario El Sol, el vicegobernador de la provincia, Mario Abed, que desde horas muy tempranas se dispuso a recorrer los distritos afectados.
Gregorio Tobares, un contratista que prácticamente se crió en las viñas de su Rivadavia natal y que hoy, por quinta vez en un año, vio como la producción se perdió por completo.
“Veníamos mal por las diferentes heladas que se generaron en septiembre pasado, y con esto nos terminamos de fundir. Todo quedó destruido. Es muy triste ver a las familias abrazadas y llorando. Se perdió el trabajo de años”, contó Tobares, que reside y trabaja en Los Campamentos, uno de los distritos más afectados de Rivadavia.
