“Estamos en tierra de nadie, están ocurriendo muchos hechos de inseguridad a los que no estamos acostumbrados”, dijo Marcelo Mattiozzi, un vecino de Conesa, pueblo del norte bonaerense, a mitad de camino entre San Nicolás y Pergamino, que expresó su hartazgo por la creciente inseguridad.
Tras diversos hechos delictivos ocurridos en los últimos meses consideran que sufren “inoperancia policial y política que consecuentemente ha provocado la falta de protección y seguridad”
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Los vecinos cuentan que hay asaltos en la zona urbanizada, a ambos lados de la ruta 188, y también en los establecimientos rurales, y que no hay cantidad de agentes policiales ni patrulleros en función de lo que requiere el lugar y la gente que allí vive.
Conesa es una típica localidad rural que se desarrolló en torno a una estación de ferrocarril a partir de la llegada de inmigrantes, y creció desde fines del siglo XIX con eje en las actividades agropecuarias. Llegó a tener casi 5000 habitantes entre los años 60 y ‘80, pero hoy cuenta con 2800 personas censadas.
Mattiozzi describió la situación actual en diálogo con TN: “Este es un pueblo de menos de tres mil habitantes en donde nos conocemos todos”. Una situación parecida sucede con sus vecinos de General Rojo, un pueblo de similar cantidad de gente, a 20 kilómetros de distancia, que también forma parte del partido de San Nicolás de los Arroyos.
“El pueblo dijo basta y nos levantamos, hicimos reuniones, tuvimos que hacer cortes de rutas, y nos estamos moviendo porque no nos podemos quedar como estamos”, puntualizó el vecino.
Piden “soluciones urgentes” con “presencia policial competente”
Los vecinos de Conesa decidieron enfrentar la situación con la realización de marchas, cortes de ruta y el pedido de respuestas a las autoridades.
En ese contexto, los vecinos de Conesa exigen dos cuestiones principales:
- Respuesta y soluciones concretas y urgentes por parte de las autoridades ante los graves hechos de inseguridad ocurridos.
- Presencia policial competente y de calidad con compromiso profesional al servicio de la comunidad.
Explicaron que al reunirse con la Policía, dicen que “están haciendo lo que pueden. Que las estadísticas están muy bien, que estamos dentro de los parámetros normales. Que podemos estar peor porque se está incrementado la desocupación y que se incrementa el delito”.
Más allá de evaluar la cantidad, en el pueblo están preocupados por los hurtos y robos que se han reiterado. “No se puede vivir así y no aceptamos que nos digan que esto va a ir creciendo”, coinciden.
Mattiozzi señaló que no se pueden sentar en la vereda de su casa, como lo hicieron siempre, porque “para un auto, te encañona como pasó en el último caso cuando le robaron el auto a una familia. Salieron a ver si era un vecino y eran unos delincuentes”.
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Otra familia se fue a acostar y le ingresaron a la casa. los delincuente os ataron, les robaron la plata, el televisor, el auto y partieron. Están viniendo desde San Nicolás”.
Uno de los robos fue el de una moto, a mediados de noviembre. “La robaron con tanta impunidad que empezaron a girar alrededor del pueblo. Los damnificados llamaron al 911 y les dieron “un paseo de preguntas”. Entonces, el joven dueño de la moto (Leonel) los persiguió, chocó con los ladrones y por las heridas que le provocó quedó unos días detenido. Por eso, entre otros reclamos, la gente del pueblo pide por su libertad.
También hay asaltos en los campos. Remarcan que “falta prevención del delito en la zona rural. Sospechan que los delincuentes tienen datos precisos de lo que van a robar, tienen una logística importante. Hay entregadores, evidentemente ay mucha gente que vive de la nada”.
Afirman que no tienen “respuesta policial, ni política”
Los vecinos están indignados y afirman que las autoridades municipales no atienden el reclamo. Con tono fuerte, Mattiozzi aseveró que “el intendente de San Nicolás, Manuel Passaglia, no nos atiende. El pueblo le hace todo bien al Gobierno de San Nicolás, le pagamos los impuestos y no nos atiende”.
También dice que “el delegado del pueblo, un funcionario municipal a cargo de la localidad rural no da respuestas. Quizás cree que no hay tantos hechos, pero es porque el 80% de los delitos no se denuncian”.
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Y puntualiza: “Tenemos una iluminación horrible. Hoy el pueblo está mal iluminado, sería bueno tener luces de led. Estamos pidiendo cámaras, y nos dicen que hay que hablar con la cooperativa. No te dan respuestas. No nos ayuda nadie. .
Sobre el estado de ánimo colectivo, reflejó: “Hay gente muy buena, paciente, que está cansada. Son personas comunes, trabajadores y no pueden entender cómo pasa lo que pasa. Los más serenos del pueblo piden cortar la ruta. Da impotencia que no te den respuestas”.
Por ello, la comunidad conesera evalúa volver a movilizarse. Pide la colocación de cámaras de seguridad y mayores controles policiales.
Mientras tanto, siguen autoconvocados para hacer visible la situación de inseguridad y difundir el “compromiso vecinal para llevar las medidas que estimamos sean convenientes, hasta las últimas consecuencias”.
Y concluyen: “Queremos vivir tranquilos, nos lo merecemos, somos gente de bien”.