A pesar de las restricciones impuestas por la pandemia, Marcos Villamil decidió en septiembre del 2020 que no iba a esperar más, que ese era el momento de empezar a cumplir su sueño: recorrer el país con Tordo, Wayra y Mora, sus tres caballos.
Salió del campo familiar ubicado en la localidad bonaerense de General Alvear y, como “no hay una fuerza más poderosa que la voluntad”, 420 días después logró su objetivo: entrar con sus animales por la Avenida 9 de Julio, pasar por el departamento de Recoleta donde vivía y dar una vuelta por la pista de la Sociedad Rural.
Lo que no imaginó el ingeniero agrónomo de 29 años fue que, al volver a Buenos Aires, iba a ser recibido por muchas personas que siguieron su viaje a través de las redes sociales. Incluso en La Rural, los Granaderos destacaron su travesía.
“Mis tres caballos son para mí lo que un hijo para un padre, entonces poder mostrarles la ciudad donde me crié rodeado de mi gente, es un momento por demás especial”, le dijo Marcos a TN.
El joven recorrió 8600 kilómetros durmiendo en casas de desconocidos que le abrían la tranquera de sus campos y le ofrecían comida para sus caballos, y un techo para pasar la noche.
“Conocí una Argentina que no me mostraban en ningún lado, una Argentina que no la remarcamos tanto y somos multimillonarios: tenemos un tesoro inmenso que cualquier argentino que se va del país extraña”, aseguró.
“Uno se mete por esos caminos de tierra ya olvidados donde habitan esas personas que tienen el alma llena de pureza, los ojos llenos de historias y la mirada que transmite paz, y te invita a charlar. La calidez, la hospitalidad, la gente que tenemos, son valores espectaculares. Descubrí de primera mano la Argentina real, sin filtros, que te abre la puerta de par en par y te recibe con una sonrisa”, contó.
Si bien durante el viaje pasó momentos muy difíciles, como en Santa Cruz donde por los fuertes vientos la vida de Marcos y la de sus caballos estuvo en peligro, afirmó que “cada kilómetro hecho no tiene desperdicio”.
“De los 420 días de viaje, no hubo ni un segundo que no haya valido la pena, que no me lo lleve en el alma. Me explota el corazón de alegría”, dijo en La Rural.
Marcos Villamil cumplió un sueño y lo disfruta tanto que aún no piensa en cómo será su futuro, después de haberlo dejado todo: trabajaba en un banco del centro porteño y cuando lo iban a ascender, renunció para viajar con sus caballos.
El ingeniero está focalizado en que el 20 de noviembre va a llegar al campo familiar desde donde partió, y Tordo, Wayra y Mora van a tener su merecido descanso.
“Creo que la vida consiste en ir teniendo sueños que lo movilicen a uno y hagan que la pasión, el amor y la confianza sean los hilos conductores. Si no tenemos esos sueños probablemente comencemos a flaquear en nuestro andar y en lugar de brillar con nuestra luz, seremos uno del montón. Simplemente hay que tener la claridad para saber cuál es tu luz, y la confianza de brillar con ella”, reflexionó.