Por lo general, uno se da cuenta que algo anda mal con su auto cuando escucha un ruido extraño o no habitual. Pero el oído no es el único sentido que nos ayuda a identificar fallas.
Cuando el vehículo desprende olores no precisamente agradables, puede llegar a existir un problema. Saber detectar e identificar a tiempo a qué avería puede corresponder determinado aroma, resulta importantísimo para evitar que el desperfecto empeore y poder atajarlo a tiempo, con el menor costo posible.
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Olores que significan fallas en el auto
Para que se entienda el contexto. No se trata de los olores típicos de cigarrillos, restos basura u otros inherentes al uso habitual del vehículo. Los aromas que resultan sintomáticos de posibles averías suelen ser más químicos y menos naturales.
Estos son los tipos de olores más habituales que alertan la presencia de un problema:
- Olor a goma quemada. Suele ser la típica señal de que una pieza de este material se está deteriorando por encontrarse a alta temperatura. Existen muchas piezas de goma en el motor y en los conductos del vehículo, por lo que este olor puede provenir de cualquier sitio. Pero el más común es debajo del capó.
- Olor a fritura. Como si estuvieras en la cocina haciendo milanesas, aunque un poco pasadas. Este olor puede provenir de los frenos, que rozan con los discos, como consecuencia de abusar de ellos o porque pueden estar sufriendo una falla y no liberan bien los discos. También puede darse a causa del embrague, cuando aumenta su temperatura. Esto suele pasar en autos de caja manual en los que se hace un gran esfuerzo de pedal.
- Olor a aceite quemado. Este se diferencia del anterior ya que es un aroma a aceite puro y duro, pero quemado. Suele aparecer cuando se está quemando lubricante en la cámara de combustión. También puede indicar un defecto con la caja de cambios, habiendo surgido un problema con su aceite, de mayor viscosidad y que casi nunca se tiene en cuenta hasta que hay alguna avería.
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- Olor a nafta. Aunque se suele decir que el olor a nafta es rico y adictivo, no es lo mismo que huela a combustible sólo un rato a que ese olor se mantenga en el tiempo. De ser así, la fuga está asegurada, con todo el peligro que esta falla conlleva. Puede provenir del propio depósito de combustible, de las conducciones hasta el motor o hasta de los inyectores.
- Olor a humedad. Suele deberse a la acumulación de hojas y microorganismos que colapsa el evaporador del aire acondicionado o climatizador. El agua no drena y en consecuencia comienzan a aparecer bacterias y hongos que provocan el mal olor.
- Olor a huevos podridos. Es el más feo y fuerte de todos. Suele proceder del convertidor catalítico del caño de escape. Y es que con el paso del tiempo ya no alcanza la temperatura necesaria para realizar su cometido de oxidación y reducir los gases de escape. Si no lo hace, la reacción química se queda a medias y se genera este desagradable aroma.
- Olor a caramelo. Hasta ahora todos eran olores desagradables y éste es todo lo contrario. Sin embargo, aunque sea un buen aroma, también es indicativo de un problema. Por lo general, significa una fuga del líquido refrigerante. Justamente la base de éste es el etilenglicol, un aditivo de gusto dulce, y por eso, si el líquido se derrama y cae en alguna pieza caliente, el olor emitido será muy parecido al del caramelo.
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