Uno de los misterios más grandes en la historia de los autos de película estaría muy cerca de resolverse: tras su robo hace casi veinticinco años, habría aparecido el Aston Martin DB5 utilizado para el rodaje de Goldfinger, el tercer film de James Bond, que por su traducción al español en la Argentina se conoció como Dedos de oro.
La historia cuenta que, luego del rodaje, el auto fue pasando de mano en mano entre algunos de los coleccionistas más ricos del mundo. Hasta que llegó a la cochera de Anthony Pugliese III, un famoso empresario norteamericano dedicado al negocio inmobiliario, en 1986,
Pugliese III pagó por el DB5 275 mil dólares, una cifra que hoy equivaldría a cerca de 600 mil dólares. Lo guardó once años en un hangar vigilado del aeropuerto de Boca Ratón, en Florida, pero de un día para el otro en 1997.
Curiosamente, al momento del robo las alarmas del hangar se encontraban desactivadas y la vigilancia no se percató de que alguien lo subió a un remolque o a un avión.
Al día de hoy se desconoce cómo fue el robo de esta joya preciada para los amantes de los autos y el cine, pero en aquel entonces hubo especulaciones de todo tipo. Algunos rumores incluso apuntaban al propio Pugliese III, culpándolo de haberse “auto-robado” el auto para cobrar el seguro, que rondaba los 4,2 millones de dólares.
La del “auto-robo” es una teoría que nadie se animó a descartar, pero suena extraño: cobrar un seguro de 4,2 millones de dólares por un vehículo que con el paso del tiempo valdría cada vez más no parece una jugada propia de un experto en la materia. Hoy, de hecho, por este auto podrían pedir más de 25 millones de dólares.
En las últimas horas, la novela sumó un nuevo capítulo. En un podcast llamado The great James Bond car robbery (El gran robo del auto de James Bond), presentado por la modelo y actriz Liz Hurley, habló una de las personas que hace tiempo trabaja en la búsqueda del vehículo y aseguró que están muy cerca de encontrarlo.
Quien se refirió a la posible aparición del DB5 fue Christopher A. Marinello, un investigador de Art Recovery International (ARI), empresa que trabaja para la aseguradora del vehículo; es decir, la que pagó en su momento 4,2 millones de dólares a Pugliese III y que, por ende, es la propietaria legal del bien.
Marinello dijo que el auto habría sido visto en Oriente Medio y reconocido por su número de chasis. “Hay grandes coleccionistas en la región, y tenemos informaciones que sugieren que se encuentra en uno de esos países. Y que incluso ha viajado entre ellos”, declaró.
“Tengo esperanza de que el posesor lo entregue voluntariamente antes de que me vea obligado a realizar un anuncio. Mi política es siempre dar a los detentores de objetos robados la oportunidad de hacer lo correcto”, explicó luego al diario británico The Telegraph.
Para ubicarlo definitivamente, ARI puso una recompensa de 100 mil dólares para quien brinde información certera sobre el paradero del auto.