Restaurarlo llevó tiempo, pero por fin está listo y quedó de maravillas. Después de su paso por el Salón del Automóvil, el Cadillac El Dorado II que Juan Domingo Perón mandó a comprar en 1955 se roba miradas en Autoclásica, la muestra de autos de época más importante.
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La primera curiosidad de este "barco" de casi seis metros de largo es que Perón no llegó a usarlo a causa del golpe de estado de ese año. Sí lo utilizaron otros presidentes como Arturo Frondizi, Arturo Illia y Raúl Alfonsín, sin olvidar a personalidades como Hugo Chávez en su visita al país en 2006.
La mayoría de las piezas son originales y otras fueron reemplazadas, ya que cuando llegó a restauración tenía por ejemplo las llantas muy deterioradas (se cambiaron). Además, la carrocería tenía una abolladura en el capot por la patada de un caballo de Granaderos, y un raspón al costado.
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El motor del Cadillac es un V8 5.4 de 250 caballos de fuerza. En su momento, era un descapotable de dos puertas y mucho lujo. Y algo de esa suntuosidad todavía se respira en el interior, tapizado en cuero.
La distancia entre ejes es de 3,28 metros (casi como un Fiat 500) y tiene 2 metros de ancho. Pesa más de dos toneladas y la caja es automática de cuatro marchas.
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La dirección es hidráulica, los frenos a campana y la suspensión trasera a eje rígido.
La restauración, sin gasto para el Estado, quedó a cargo del Museo del Automóvil de la ciudad de Buenos Aires. Cuando no esté expuesto, el auto formará parte del museo de la Casa Rosada.
