En 1987 Ferrari se despachó con un auto para celebrar los 40 años desde su fundación: la F40. Pero la criatura significaba mucho más, porque llegaba para competir con el no menos intimidante Porsche 959, y sería la última Ferrari de "la vieja escuela", sin ayudas electrónicas de ningún tipo. ¿El resultado? Un aparato difícil de domar, y el último que Enzo Ferrari supervisó en vida.
Detrás del conductor hay un V8 2.9 sobrealimentado de 478 CV. Ya habías escuchado su rugido en la calle, pero ahora es el turno de dar rienda suelta a sus caballos de fuerza y disfrutarla en un circuito. Ahí es donde la F40 se siente más cómoda. Si te gustan los autos y los motores, subí el volumen porque lo que viene es una sinfonía. ¡Dale play!
